Paciente de mediana edad con miopía magna, alrededor de -15 D, con un descenso repentino de la AV por caída. Presenta un desgarro retiniano temporal respecto al nervio óptico del OD.
Cicatriz después de realizar fotocoagulación láser en la retina OI, con afectación macular
El glaucoma es una enfermedad visual de carácter irreversible que afecta al nervio óptico y puede llegar a provocar ceguera. El tratamiento depende del tipo de glaucoma, aunque hay elementos comunes en todos. Se puede tratar con colirios, cirugía convencional y láser.
La retinopatía diabética es una complicación ocular de la diabetes que está causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. La diabetes también aumenta el riesgo de padecer glaucoma, cataratas y otros problemas oculares. Con mucha frecuencia, la retinopatía diabética no provoca síntomas hasta que el daño a los ojos es grave. Los síntomas de retinopatía diabética abarcan:
Muchas personas con retinopatía diabética inicial no presentan síntomas antes de que ocurra un sangrado mayor en el ojo. Ésta es la razón por la cual toda persona con diabetes debe hacerse exámenes regulares de los ojos.
La DMAE es una enfermedad degenerativa de la zona central de
la retina, o mácula, que provoca un deterioro progresivo de
las células y del epitelio pigmentario de la retina. Como
consecuencia, se produce una pérdida de visión central.
Existen dos tipologías:
La DMAE es una enfermedad degenerativa que se origina por el envejecimiento de la zona central de la retina. Los principales factores de riesgo son: la edad, el tabaco, la predisposición genética, la hipertensión,...
Los enfermos de DMAE van perdiendo progresivamente la visión central, lo que origina dificultades para leer, escribir, conducir, coser o realizar otras tareas de precisión.
Al mirar a una persona, los afectados no reconocen la cara,
pero pueden caminar sin tropezar y mantener una cierta
autonomía.
La enfermedad suele empezar en un ojo, aunque acaba
afectando a los dos. Por esta razón, el paciente no se da
cuenta del problema visual a no ser que, de forma fortuita,
se tape el ojo sano y empiece a ver las líneas
distorsionadas con el ojo afectado.
Una prueba muy sencilla que puede hacerse una vez por semana a partir de los 50 años, es taparse primero un ojo y después el otro, y mirar líneas rectas: barandillas, el marco de una puerta, etc. Si se ven los elementos torcidos hay que acudir enseguida a su profesional de la visón.
La característica fundamental del fondo de ojo del miope magno es el adelgazamiento de la retina, que incluso llega ser atrofia en determinadas zonas, como en este caso , alrededor de las papilas, constituyendo el denominado creciente miope. El adelgazamiento de la retina hace que se visualicen por transparencia los vasos de la coroides, que tiene un trayecto más irregular. Otro hallazgo habitual son las papilas de aspecto oval.
El edema macular es la hinchazón o engrosamiento de la mácula del ojo, la parte del ojo responsable por la visión central y detallada. Ocurre cuando los vasos sanguíneos en la retina tienen escapes de fluido y se acumula en la mácula. La mácula responsable de la visión en detalles deja de funcionar de manera correcta debido a la inflamación, produciendo una pérdida de visión leve o severa, aunque en muchos casos la visión periférica se mantiene.
El edema macular es una complicación, entre otras enfermedades, de la retinopatía diabética, y es la forma más común de pérdida de la visión en personas con diabetes, especialmente si no es tratada.
La retinosis pigmentaria no es una enfermedad única, sino un conjunto de enfermedades oculares crónicas de origen genético y carácter degenerativo que se agrupan bajo este nombre. Se caracteriza por una degeneración progresiva de la estructura del ojo sensible a la luz, la retina, que poco a poco va perdiendo las principales células que la forman, los conos y los bastones.
Produce como síntomas principales una disminución lenta pero progresiva de la agudeza visual que en las primeras etapas afecta predominantemente a la visión nocturna y al campo periférico, manteniéndose sin embargo la visión central
El agujero macular es una enfermedad que afecta a la macula , el área de uno a dos milímetros localizada en el centro de la retina. Aquí es donde se localiza la concentración más alta de células visuales. Por ello la región macular es responsable de la discriminación visual fina para poder leer, escribir o conducir; las áreas de alrededor de la mácula son responsables del resto del campo visual.
La trombosis venosa retiniana es una enfermedad de la retina que engloba tanto las oclusiones arteriales como venosas de la retina. Se producen por obstrucción de una vena, bien de la vena central de la retina o de alguna de sus ramas, impidiendo el paso de sangre a través de ella.
Al cerrarse el paso a través de la vena y como que la sangre sigue entrando en los tejidos a través de las arterias, se produce una ruptura de los capilares en el territorio dependiente de esa vena debido a que aumenta la presión sanguínea, provocando una imagen típica de hemorragias intraretinianas en la retina.
La zona de retina afectada dependiente del territorio venoso obstruido sufre debido a la falta de oxigenación (isquemia) produciéndose en la mayoría de los casos una muerte de las células nerviosas de la retina y una pérdida de su función visual debida al infarto, produciendo una pérdida brusca e indolora de la visión, cuyo pronóstico dependerá del grado y zona de visión afectada.
Existen múltiples factores de riesgo que pueden favorecer la aparición de una trombosis venosa en la retina como son la hipertensión arterial, la hipertensión ocular, estados de hipercoagulabilidad de la sangre en que la sangre tiene una tendencia excesiva a la formación de trombos o enfermedades locales de la retina entre otras causas. Muchos de estos factores de riesgo son compartidos por otros fenómenos trombóticos que pueden tener lugar en otras localizaciones del organismo, como son las trombosis venosas cerebrales.
Las hemorragias retinianas son el resultado probablemente de la deficiencia de oxigeno que produce un aumento de permeabilidad capilar. Sus aspectos morfológicos dependen del tamaño, sitio y grado de lesión del vaso. Cualquier padecimiento que altera la integridad de las células endoteliales, causa hemorragias. Suelen indicar cierta anormalidad del sistema vascular retiniano y deben considerarse posibles factores sistémicos en relación con:
Las hemorragias retinianas aparecen por anomalías de la pared vascular, presión intravascular excesiva, fragilidad de la neovascularización retiniana y subretiniana, enfermedades de la sangre o tracción del vítreo sobre un vaso sanguíneo. Las causas oculares incluyen traumatismos, obstrucción vascular y vasculitis. Las causas sistémicas son diabetes, hipertensión y discrasias sanguíneas.
Recuérdese que las hemorragias intraoculares son cambios relativamente inespecíficos y se deben a una gran variedad de padecimientos oculares y sistémicos.
Como las capas de la retina sensorial son transparentes, las hemorragias son inicialmente de color rojo brillante y se vuelven amarillentas durante su reabsorción.
Cuando el sangrado se origina en un vaso grande se esparce entre la superficie de la retina y vítreo; por lo general esas hemorragias ocurren en la vecindad de la mácula y pueden ser muy grandes.